Irse de casa

Las razones por las que una persona puede llegar a migrar son de diversa índole. Entre ellas se encuentran:

1. Migración por amor: Mudarse para estar con una pareja.
2. Migración por trabajo: Buscar mejores oportunidades laborales.
3. Mejorar la calidad de vida: Buscar un entorno más seguro o con mejores servicios.
4. Migración forzada: Escapar de la violencia o conflictos en el lugar de origen.

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Duelo migratorio

Sea cual sea la razón, todas las personas que migran pasan por un duelo. Un duelo es literalmente el profundo dolor de perder algo y, hablando del duelo migratorio, se pierden demasiadas cosas de un solo golpe. Es doloroso separarse de tus amistades, trabajo, casa, familiares cercanos, las calles de tu vecindario y hasta la comida riquísima a la que estábamos acostumbrados.

CULPA

Otro factor es la culpa por dejar a los familiares, por perderse momentos importantes, bodas, cumpleaños e incluso velorios.

Volver a Empezar

 En algunos casos, las personas pierden esa cotidianidad de poder ir a la calle y hablar con cualquier extraño en su idioma natal; ahora habrá que aprender a hablar desde cero, como volver a nacer y ser un bebé.

Justamente esto último es la oportunidad que no podemos dejar pasar en un evento como la migración. Sin duda alguna, las oportunidades se expanden: tu mundo se hace más grande, tu vocabulario se amplía, tu cerebro se somete a un nuevo tipo de entrenamiento al que nunca antes se había enfrentado, y nuestro cerebro está diseñado para buscar la adaptación.

 

Es importante resaltar varios puntos para ayudarte a ti mism@ a hacer tu duelo más llevadero:

  1. Hacer conexiones con personas: Busca hobbies que te gusten y te permitan conectar rápidamente con otros, como un deporte. Conectar con algunas personas del país de origen puede ayudar a crear una comunidad, ya que son personas con las que tienes algo en común.
  2. Observar más con curiosidad y menos con comparación: Tendemos a comparar nuestro país con el nuevo con una añoranza de las cosas que no tenemos. Si pones a competir en tu cabeza, se creará un conflicto interno. Es mejor observar las diferencias con curiosidad y enriquecerse; cada lugar tiene su encanto y su oscuridad. Tu mundo, de ahora en adelante, solo puede hacerse más grande y enriquecido.

3. Aprender el idioma del lugar: Si hablan el mismo idioma, empápate de la cultura, pregunta y observa cómo se hacen las cosas ahí. Enriquécete.

4. Buscar tu independencia: Camina hacia tu regularización en el país.

5. Recordar que las líneas en el mapa las inventamos los seres humanos: En este mundo tienes todo el derecho de estar, sin perder de vista las reglas del país. Comprende que tu estancia ahí es válida como la de cualquier otro ser humano en la Tierra. El mundo es nuestra casa.

6. Comprender que el duelo migratorio es un fenómeno continuo: Se frena cuando volvemos y regresa cuando nos vamos. Aprende a vivir con algunos dolores de no poder «estar», pero cada vez soltando más y más la culpa, pues todos tenemos derecho a elegir con quién y dónde queremos vivir nuestra vida.

7. Tomar terapia: Puede ayudar a poner los pensamientos en orden. Muchas veces estamos tan abrumados con tantos cambios que todo se descoloca.

A pesar de que no te conozca, puedo decirte que va a estar bien porque yo confío en la capacidad de resiliencia que tenemos todos los seres humanos.

 

¡Te abrazo!.

 

© Tania Fregoso

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